Koo, una oficinista de 29 años, está en una relación con un hombre australiando que conoció hace un año en su país, y la pareja planea casarse en los próximos 2 años.
Nacida y educada en Seúl, Koo, que pidió no se publicara su nombre, fue a Australia para estudiar un máster en contabilidad a finales de su veintena y entonces consiguió un empleo en una oficina local:
Nacida y educada en Seúl, Koo, que pidió no se publicara su nombre, fue a Australia para estudiar un máster en contabilidad a finales de su veintena y entonces consiguió un empleo en una oficina local:
“Estaba enfadada con los hombres coreanos que hacían comentarios chauvinistas, como que las mujeres supuestamente tenían que actuar tímidas y amables y que lo mejor es que [su futura compañera de matrimonio] sea más joven, bonita y que sepa cocinar. Nunca he escuchado nada de eso de los extranjeros con los que he salido”
Esos hombres a los que se refiere suenan como sacados de la Prehistoria. Pero aún hay una parte considerable de hombres coreanos, incluso de 20 a 30 años, que piensan de esa forma según vimos en los solteros coreanos entrevistados para este artículo. Muchas de esas mujeres – que han vivido en el extranjero, que han recibido buena educación y tienen buenos trabajos – han optado por encontrar marido no-coreano, a quienes consideran más abiertos de mente y más respetuosos con las mujeres.
Kim, que trabaja en una firma de publicidad, y que ha pedido que no se publique su nombre, también pertenece a ese grupo de mujeres. Con 32 años, recientemente se ha comprometido con un hombre europeo ejecutivo en una compañía financiera con base en Seúl. Asegura que es más feliz que nunca junto a su prometido, pero al anunciar su relación a sus padres el año pasado, tuvieron que enfrentarse a una dura oposición porque él era extranjero y, por tanto, no adecuado a sus ojos. Sus padres, ambos de Gyeongsang, una de las regiones más conservadoras de la nación, llegaron a echarla de casa porque se negó a romper con su novio. Ellos piensan que “mezclar sangre” es una gran desgracia para la familia.
Pero Kim asegura que no siente remordimientos sobre su decisión de mudarse con su novio antes de la boda, algo considerado tabú en buena parte de esta sociedad, donde el matrimonio es el único métido legítimo para que un hombre y una mujer vivan juntos.
“Tuve casi 200 citas con coreanos acordadas por mis padres. La mayor parte de ellos eran de la “élite” – doctores, abogados… - de familias ricas y distinguidas” dijo Kim, que pasó un año en una Universidad de EEUU para mejorar su inglés a través de un programa de estudios en el extranjero que solicitó cuando estaba estudiando en Seúl, “pero nunca deseé una segunda cita porque las perspectivas de matrimonio me agobiaban”
Ella habló también del estricto sistema de familia política, único en Corea. A pesar de que la sociedad coreana ha sufrido cambios sociales y económicos drásticos a la par de una gran modernización, el sistema de matrimonio es lo que menos ha cambiado.
“Mis amigas casadas están bajo una inmensa carga combinando su trabajo con las tareas del hogar. A pesar de que hoy día los hombres, los maridos, intentan ayudar, los deberes en relación a los hijos y a la preparación de la comida para los ritos de los ancestros y reuniones familiares aún pertenecen a las ‘nueras’. No quiero pasar por esos problemas”
En lugar de rebelarse contra ese sistema de familia tradicional en Corea, al igual que las solteras de hoy dia, Kim giró su atención a los hombres extranjeros intentantando darse a sí misma tantas posibilidades como fuera posible para conocerles. Acudió a eventos sociales y se registró en webs de contacto social hace unos años. Conoció a su prometido a través de una de ellas el pasado año.
Pero el matrimonio intercultural ya no se considera extraño para los coreanos, dado el enorme número de hombres que encontraron esposas de otros países asiáticos durante la pasada década, como ya vimos hace unas semanas.
Acorde a las estadísticas en Corea, el número de hombres que se casaron con mujeres extranjeras llegó a 25.142 entre 2000 y 2009. China tiene el número más alto de mujeres casadas con coreanos (11.364), seguido por Vietnam y Filipinas.
Corea se ha sentido orgullosa de ser una nación “homogénea”. En el periodo de post guerra, entre 1953 y los 70, las mujeres coreanas que se casaron con soldados americanos enviados a Corea fueron rechazadas. Pero el país parece estar en estos momentos abrazando a las esposas inmigrantes, siendo “generosos” con los hombres que escogen esposas extranjeras.
Acorde a las estadísticas en Corea, el número de hombres que se casaron con mujeres extranjeras llegó a 25.142 entre 2000 y 2009. China tiene el número más alto de mujeres casadas con coreanos (11.364), seguido por Vietnam y Filipinas.
Corea se ha sentido orgullosa de ser una nación “homogénea”. En el periodo de post guerra, entre 1953 y los 70, las mujeres coreanas que se casaron con soldados americanos enviados a Corea fueron rechazadas. Pero el país parece estar en estos momentos abrazando a las esposas inmigrantes, siendo “generosos” con los hombres que escogen esposas extranjeras.
El número de coreanas que se casan con extranjeros aumentó en los años ’90. Los matrimonios de coreanas con hombres extranjeros se dobló hasta los 8158. La mayoría de estos hombres son de China o Japón (2612 y 2422 respectivamente), seguidos de los estadounidenses (1312), canadienses, británicos, neozelandeses y alemanes (110).
James Lee, fundador de Sunoo, una de las mayores empresas de “emparejamiento”, dijo que el número de coreanas que se casan con extranjeros es mayor debido a la globalización y al aumento de la educación en las mujeres:
“Primero, las mujeres coreanas tienen muchas más oportunidades de contactar con extranjeros. Segundo, las mujeres profesionales, con una mayor educación, han adquirido mayor autonomía para elegir compañero de matrimonio”
Añadió que esta tendencia se da más en las mujeres que describen como “Gold Misses” debido al menor número de solteros adecuados para ellas.
Una “Gold miss” puede definirse en Corea como una mujer soltera en su treintena, bien educada, con altos ingresos y un buen trabajo.
Una “Gold miss” puede definirse en Corea como una mujer soltera en su treintena, bien educada, con altos ingresos y un buen trabajo.
En Corea, lo tradicional es que el marido ser mayor que la esposa, y esto suele cumplirse más que en otros países.
Han también pertenece a este nuevo grupo de mujeres. Con 32 años, trabajadora de una importante firma, conoció a su novio alemán, 6 años más joven, en Nueva York el año pasado. Ambos han mantenido una relación a larga distancia, ya que él estudia en NY:
“Nunca antes había salido con un extranjero, pero estoy sorprendida de que las cosas que mis novios anteriores consideraban defectos – mis fuertes opiniones sobre asuntos sociales o sobre el arte y la ópera – son altamente apreciadas por mi nuevo novio”
Sobre la diferencia de edad entre ellos añadió que no le preocupaba, ni a ella ni a su pareja.
Chung tiene 34 años, se crió entre Indonesia y Corea, ahora está estudiando el doctorado de económicas en Washington DC donde vive hace 10 años y admite que sus oportunidades de conocer a un buen soltero coreano han disminuido mucho conforme se hacía mayor.
“Los hombres coreanos de mi edad prefieren casarse con mujeres de 25. Además he conocido a muchos hombres que temen salir con mujeres tan o más inteligentes, que ellos. Hasta hace poco prefería a los coreanos pero ahora creo que los extranjeros se preocupan menos por la edad y el nivel educativo de una mujer. ¿Por qué no salir con ellos si nos amamos y comprendemos mejor?”
El año pasado comenzó a salir con un amigo de hace tiempo, un noruego que estudiaba con ella. A pesar de que la pareja aún tiene que hablar sobre matrimonio, los padres de Chung están abiertos a la posibilidad de boda con un extranjero.
Sin embargo, las diferencias culturales son difíciles de ignorar por cualquier pareja.
Park está casada con un coreano que conoció mientras terminaba su doctorado en Carolina del Norte el pasado año. Habiendo pasado su infancia en varios países, esta mujer, de 34 años, ha trabajado en las Naciones Unidas y habla coreano, inglés y francés con fluidez. Pero a pesar de eso, nunca consideró el matrimonio con un extranjero.
“Habiendo vivido en el extranjero durante una considerable parte de mi vida me he dado cuenta de que las barreras culturales e idiomáticas son difíciles de superar. Las relaciones difíciles con los suegros o un marido patriarcal son problemas universales, aunque varíe en grado. Estoy muy cómoda con mi marido coreano”
Chung estuvo de acuerdo en esto. Lo que más incómoda le hace sentir en su relación intercultural es no poder compartir sus comidas favoritas – por ejemplo le preocupa que su novio reaccione al olor extraño del doenjang jjigae – y cómo su novio y sus amigos coreanos tienen dificultades de comunicación.
Pero es realista sobre su relación con su novio europeo:
“No será fácil vivir con alguien de cultura diferente. Será una buena oportunidad para hacer un compromiso entre ambos y decidir dónde vivir y qué cultura seguirán nuestros hijos““Como persona con pareja extranjera no puedo decir que necesariamente el matrimonio intercultural es una mejor opción, porque trae tantos dolores de cabeza como un matrimonio con un coreano. Pero creo que el matrimonio va más allá de la cultura“
Creo que es correcto decir que, pese a la cultura y las fronteras, un matrimonio feliz lo determina la persona con la que vives.
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